ENTREVISTAS: Dr. Patricio García, primer egresado del Doctorado en Historia

Patricio José García Pérez, Doctor en Historia de la Universidad de Santiago de Chile, primer egresado del Doctorado en Historia y mejor egresado de su generación con la Tesis “Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) (1994-2005). Historia de un actor de origen estatal, antisubversivo y de alcance transnacional en el conflicto interno”.

Profesor del Departamento de Historia de nuestra casa de estudios, también se ha desempeñado como profesor en la Universidad de Chile, Universidad Central, Universidad de Talca y en la Universidad Diego Portales.

 

 

1.     Profesor, una de las principales críticas que ha hecho a tesistas y estudiantes tiene que ver con la marcada tendencia de sólo estudiar fenómenos o procesos de Chile, algo que ha buscado desincentivar compartiendo públicamente su trabajo, con esto en mente ¿Cuál considera que es un aporte del Doctorado en Historia de la USACH a este desafío?

Bueno yo creo que ha sido bastante porque desde el comienzo, yo fui el primero que ingresó junto con una compañera y un compañero más, había presencia de una compañera latinoamericana, boliviana, permanentemente el programa se ha nutrido de estudiantes que no son chilenos, colombianos, colombianas particularmente, y ha dado la posibilidad de realizar intercambios, estadías con profesores en universidades que te van nutriendo la posibilidad de ampliar los horizontes historiográficos más allá de Chile, no porque yo crea que Chile no es relevante, ni porque hay poco que estudiar, no es un infantilismo de ese tipo sino que fue un poco por mi experiencia particular.

Yo no llegué a estudiar América Latina a partir de la academia, o sea, hubo muchos años donde no me dediqué al trabajo docente, ni me interesó realmente hacer clases ni la universidad, ni nada que se parezca, yo llegué muy tardíamente a esta cuestión, y entonces lo que hice fue trasladar a la racionalidad científica disciplinar mi experiencia como trabajador en otros ámbitos en América Latina, en Centro América y en Colombia. De modo que no es una cuestión que surja de una aproximación intelectual o teórica, sino que surge de otro modo, surge a partir de una experiencia existencial, entonces el doctorado me dio buenas posibilidades para potenciar del punto de vista disciplinar esas cuestiones. Porque desde el punto de vista experiencial yo venía bien preparado, trabajé por lo menos diez años en ese campo en América Latina.

2.     Sobre eso mismo, el aporte teórico y la formación académica que le aportó el doctorado, ¿cuál sería el sello que imprime este programa de postgrado a sus estudiantes? En general, desde su perspectiva, ¿cómo ha visto que marca una diferencia?

Yo creo que hay un énfasis, yo no conozco las otras generaciones, nosotros éramos solamente dos los que terminamos en distintos períodos, yo terminé el 2016 y otro compañero el 2018, por lo tanto yo no podría hablar del resto de las generaciones, pero me da la impresión, por los profesores y por algunas tesis que me ha tocado conocer, que el énfasis, uno de los fuertes de la Universidad de Santiago en la historia, es la historia social. De modo que parece que está marcado hacia la historia social, en distintos ámbitos, historia de los trabajadores, historia de los actores subalternos de la sociedad, las mujeres, los indígenas, me parece que ese es el campo que se ha desarrollado con más fuerza. Yo no hice nada de eso, no es el ámbito de mi interés la historia social de modo que, en mi caso también hay una excepción no solo por lo temprano que termino, sino porque no es un trabajo sobre la historia social, no está dentro de mis intereses académicos.

3.     Y, profesor, en ese caso entonces, este marcado sello que tiene el doctorado, ¿cómo le aportó a usted, si es que lo hizo, a su desarrollo profesional o al desarrollo de su investigación académica?

A mí, no por el sello tanto del doctorado, que te digo es historia social, yo iba ya por otro camino decididamente antes, pero, hay cuatro cuestiones que el doctorado me fueron fundamentales en mi formación. (1) Tiene que ver con la organización del programa, que es una organización muy sólida, muy definida, con un liderazgo muy claro, muy estimulante por parte del Dr. Julio Pinto que programa, diseña y realiza de modo efectivo y eficaz todo lo que se propone el programa, por lo tanto, tu no ves desencuentros, ni ves irregularidades, lo que te estimula mucho a avanzar. De hecho, eso a mí me estimuló mucho a terminar rápido, o sea, yo no veía necesidad de estar más de cuatro años, tres años, en un programa que era muy diáfano, era muy fluido. Eso es todo gracia y obra del organizador, del director.

(2) El programa se esmera, más que por definirte a ti las áreas que a ti te interesan, se esmera por hacer un recuento y una exposición y un debate muy amplio y actualizado de las tendencias historiográficas de la disciplina. Y ese es un debate que todos los historiadores requieren y que habitualmente no tenemos porque nos metemos más bien en las cuestiones temáticas más que en los aspectos filosóficos, epistemológicos, etc.

Y acompañado de eso, tú tienes un área específica donde tu presentas tu tesis, desde el comienzo, o sea tú tienes una tesis desde el inicio que se le va a haciendo un seguimiento muy concreto, muy específico, y por lo tanto, no tienes posibilidad de incumplir la tesis, que es uno de los dramas de las universidades, que es no salir a la fecha, dejar el programa sin terminar y etc.

(3) Tercero, el programa tiene excelentes modos para tu realizar los becados, o sea los planes de becas que existen son magníficos, te permiten, en mi caso que fui padre durante ese doctorado, en 2013, no podía dedicarme entero, bueno tenía formas donde te ayudan económicamente. O sea, la universidad cuenta, a pesar de que uno no sabe porque la universidad tiene esos vericuetos grises de la administración pública, donde tú no sabes dónde queda qué, nadie te va a decir tampoco, Pero hay posibilidades y están muy bien manejadas.

Y, por último, (4) te ofrece la oportunidad de salir de Chile a hacer pasantías de investigación, y el gallo que sale a estudiar afuera verdaderamente tiene un cambio sustantivo en sus paradigmas académicos, personales, individuales. Y en eso te apoya la universidad, te compra los pasajes. Yo fui a España, por ejemplo, a la Universidad Autónoma en Madrid, que fue un cambio fundamental en mi trabajo, y luego fui a Barranquilla, en una pasantía.

Esas cuestiones fueron fundamentales para el trabajo, y todos los compañeros lo han hecho, han ido a distintos lados, que en mi opinión es fundamental en su formación, como personas, como estudiantes, como profesionales, como doctores.

Entonces, el programa tiene todas esas cuestiones, que a mi juicio son más importantes que un sello disciplinar muy específico que naturalmente, dado el tipo de profesor que hay, debe ser la Historia Social fundamentalmente.

4.     Para finalizar, mencionar un poco de actualidad que es ineludible también, como el estallido social y la pandemia hoy en día. Como egresado y profesor del Departamento de Historia, ¿cuáles son los desafíos que usted observa para el programa de doctorado a raíz de estos acontecimientos?

Bueno, yo creo que hay dos desafíos, uno es tratar de interpretar los fenómenos que tú estás describiendo, los fenómenos actuales, tratar de interpretarlos desde el punto de vista histórico, darle alguna cabida académica intelectual, eso en el plano de puertas adentro si tú quieres, tratar de interpretar el fenómeno del estallido social, darle algún contenido, y la pandemia más o menos lo mismo.

Pero, aquí esté mi punto, entender esos fenómenos, tanto el estallido de octubre como la pandemia, no en una perspectiva ‘ombliguística’ chilena sino que en una perspectiva mucho más global, o sea, esto de las rupturas entre la élites y la población viene ocurriendo, desde por lo menos, el 2014, está registrado eso en la literatura, más en la sociología que en la historia yo creo, Manuel Castell particularmente, y los historiadores chilenos como que no han dicho mucho, los historiadores chilenos no tienen especial interés en temáticas más recientes, sino que tienen ese problema del debate histórico si se puede hacer historia del año pasado.

Entonces yo creo que hay que interpretar esas cuestiones desde el punto de vista histórico, pero mirado en una perspectiva más global, más amplia, con raíces chilenas, domésticas evidentemente. Bueno, y el tema de la pandemia es más o menos parecido, porque también refleja una nueva condición global de la humanidad.

Pero yo creo que el problema mayor del doctorado en ambas cuestiones es tratar de mantenerse, cómo logra sostenerse en un escenario inhóspito donde hay crisis a la vuelta da la esquina de la educación pública, de las universidades públicas, hay pérdidas de interés en estudios de este tipo, hay crisis económica y financiera a la vuelta de la esquina, para mi ese es el problema mayor.

Yo creo que se venía ganando un espacio importante en las ciencias sociales y la historia, hasta el Premio Nacional de Julio Pinto, yo me acuerdo de que habían programas de televisión que se dedicaban a esto, y todos estos espacios se fueron naturalmente perdiendo, terminamos discutiendo cosas que son muy importantes también, sin duda, pero esos espacios no acompañaron ese desarrollo. 

Yo siento que la sociedad chilena está viviendo un resquebrajamiento de largo plazo muy importante, en este instante, y yo creo que todo lo que es sólido ahora, no va a necesariamente a serlo en tres meses más.

5.     Por último, a raíz de este desafío importante, ¿tiene un concejo para las y los actuales y futuros doctorandos del programa?

Yo creo que si uno hace un doctorado tiene que ser porque tiene una propuesta de investigación significativa, que crea conocimiento nuevo y que constituye un aporte, en alguna dimensión, a la mejor vida de los seres humanos en la tierra, si uno va a hacer un doctorado para ganar treinta chauchas más, entonces estamos hablando de otra cosa. Entonces, uno tiene que tener muy claro lo que quiere hacer, lo que quiere estudiar y cuál es el aporte que va a hacer ese conocimiento a que los seres humanos vivan mejor, aprendan más, conozcan más de su país, del continente, del mundo, no tengo idea, pero, hay que tener claro lo que uno quiere lograr en ese proceso.

Pero yo creo eso, si tú tienes una propuesta de tesis, y la desarrollas bien, eso es una buena forma de hacer el doctorado porque eso se potencia con los métodos que habían de salir al extranjero, que venían profesores del extranjero, está muy bien organizado, económicamente no va a ser un drama, y tiene posibilidades. 

Mira, la tesis que hice, yo la transformé en una propuesta de libro y LOM la aceptó, entonces sale publicada en LOM, o sea, hay posibilidades donde tú puedes divulgar tu trabajo, no es un trabajo que queda dentro. Claro, un libro sobre lo que yo escribí no lo va a leer nadie, de acuerdo, está bien, pero existe la posibilidad de que alguien lo lea.

Texto: Comunicaciones Historia 

Fotografía: Repositorio Institucional